El control de la hipertensión arterial es esencial para prevenir enfermedades cardiovasculares graves y mantener una buena calidad de vida. La hipertensión, o presión arterial elevada, es conocida como el “asesino silencioso” porque no suele presentar síntomas hasta que ya ha causado daños en el organismo. La presión arterial alta ejerce un esfuerzo adicional sobre el corazón y los vasos sanguíneos, aumentando el riesgo de infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares (ACV), insuficiencia cardíaca y otros problemas de salud.
Para un control efectivo de la hipertensión, es necesario monitorear la presión regularmente y adoptar hábitos saludables, como mantener una alimentación balanceada baja en sodio, realizar actividad física regularmente y reducir el estrés. En muchos casos, el médico también puede prescribir medicamentos para ayudar a mantener la presión arterial dentro de los valores recomendados. La atención personalizada y el seguimiento adecuado son clave para reducir los riesgos asociados y mejorar la salud general del paciente.